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 Año XIV  nº IX - E

                                                                            Diciembre 2009

Descubriendo el Cantábrico

 

Enrique Dauner, famoso Fotógrafo submarino, instructor, escritor, viajero incansable, aventurero, piloto y muchas cosas más... nos narra su primera experiencia con el bravo Cantábrico   


El pasado 26 de julio amaneció un día espléndido en la preciosa playa de Harribolas (no voy a entrar en la eterna discusión de si se escribe con H, o no), no muy lejos de Bilbao. El mar Cantábrico estaba completamente en calma, desafiante,  como invitándome a que me decidiese a hacer mi primera inmersión en sus aguas. Es cierto, he buceado en todos los océanos y en un gran número de mares, lagos e incluso ríos, pero nunca me había sumergido en el Cantábrico. Y no será porque no me hayan invitado veces a Euskadi, Cantabria o Asturias... Pero en esta ocasión no sólo lo hice, sino que además conté con la increíble compañía de Carlos Villoch, Maite Uribarri y Maixi. Y, ya que acabábamos de montar una exposición de cámaras submarinas antiguas en el Museo Marítimo Ría de Bilbao, aproveché la ocasión para "remojar" un equipo vintage.

Los numerosos escafandristas que preparaban sus equipos en aquella soleada mañana playera, empezaron a fijarse con sorpresa en el equipo que iba saliendo de mi bolsa:  regulador Nemrod Snark III Silver (recién restaurado, cromado y con tráqueas de silicona de color "verde picoleto"), chaleco Fenzy modelo 1970 y cámara Nikonos RS con objetivo de 13mm.  Al ver el reluciente bitráquea, incluso hubo alguien que me preguntó si estaba montando un rebreather de última generación. Pues va a ser que no, es un regulador de "primera generación". Pero restaurado y calibrado hasta el último detalle, como el resto de los ... más de 30 que tengo. Muchos de ellos los he recuperado de la chatarra e incluso de la basura (!) y no he parado hasta dejarlos mejor que el día en que salieron de fábrica. Concretamente, el que llevaba ese día era el que había llegado a estar en peor estado de todos.

Mis compañeros de inmersión, aunque ya me conocen de sobra, no dejaban de mirar mis "trastos" con una cierta dosis de escepticismo.
-"¿Pero, tú estás seguro, seguro de que eso funciona bien?" 
-"Hombre, pues claro. Lo he montado y calibrado yo mismo en la cocina de casa"  
-"Ya, perooooo, ¿Lo has probado?"
-"Sí. Hace unos días baje con él a 55m en la Costa Brava y no noté nada raro ni perdí ningún tornillo por ahí"
-" Yaaaa. Bueno. Vamos al agua. Estaremos siempre a tu lado por si...."
 
Por fin, una vez bajo las aguas se disiparon todas la dudas al ver que yo no sólo no perecía ahogado en el intento, sino que además respiraba perfectamente a la vez que dejaba un rastro de burbujas a mis espaldas. El verdadero placer del buceo vintage minimalista: equipo reducido a lo imprescindible y con burbujas por detrás. Sin molestar a los peces que queremos fotografiar y, a la vez, disfrutando de un equipo como el de los pioneros. Y el chaleco Fenzy también es una verdadera maravilla por lo compacto, cómodo y fácil de usar que resulta.

En cuanto a la cámara, aquel día opté por llevar una de mis Nikonos RS con el fantástico objetivo de 13mm y cargada con película Kodak Tri-X de blanco y negro, naturalmente.

La inmersión discurrió con tranquilidad y la experiencia de Maixi en ese lugar nos permitió efectuar un recorrido muy interesante y lleno de fauna. Aunque Carlos y yo no perdimos la ocasión de fotografiarnos mutuamente con nuestros respectivos equipos.

Sé de buena tinta que el Cantábrico no está siempre así, pero en mi bautizo en sus aguas me obsequió con una visibilidad excelente y una temperatura de 21ºC.

Resumiendo, una experiencia sumamente agradable, con magníficos compañeros y que me ha dejado muchas ganas de repetir. Y la próxima vez, en lugar de mi vetusto cuchillo Nemrod llevaré el magnífico y no menos clásico Aitor "Tiburon" que me regaló Maixi como recuerdo de esa inmersión.

 

 

Enrique Dauner 

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